Estos últimos días han abierto heridas profundas en ti, en muchos sentidos. Hoy tu pueblo llora, tu pueblo sangra, pero también tus hijos hemos demostrado que la adversidad nos vuelve uno solo.
Eres un país fuerte, al que no ha podido destruir ni la corrupción, ni los huracanes, ni los terremotos, porque tu alma es de acero y aun los corazones más duros, en momentos de sufrimiento como estos, se conmueven y nos volvemos una gran familia.
No importa la edad, la condición social ni el género, aquí y ahora, todos somos uno, todos somos MÉXICO, todos somos rescatistas, cocineros, cargadores, obreros.
No hay que temer, porque nos has enseñado a ser un pueblo unido en las buenas, pero más en las malas. Ahora levantamos todos palas y picos, pero sobre todo, levantamos el corazón.
México, como siempre, recuperarás tu fuerza, porque tienes un gran mañana.
Aquí nadie se raja, el miedo no tiene cabida, porque somos valientes, porque somos hermanos, porque somos MEXICANOS.